Sinceramente,
afrontábamos el partido de hoy con cierta esperanza y expectación por
reencontrarnos con un viejo conocido, el Osasuna de las grandes tardes. La lógica
nos decía que ya iba tocando una alegría después de tantos sinsabores, Pero no
ha podido ser, una vez pasado el cabreo inicial y con la derrota a medio
digerir, me pongo a reflexionar. Ha dolido y mucho la forma de perder, no solo
porque nos han remontado fácilmente, sino porque no hemos tenido arrojo y
decisión para ir a por el empate y poner contra las cuerdas a un equipo que
estaba en una situación similar a la nuestra.
Las
cosas se habían puesto de cara con el gol de Torres, pero dos fallos defensivos
nos han condenado. En la segunda parte el Getafe ha contemporizado y no hemos
sabido buscarles las cosquillas. Osasuna está enfermo. El diagnóstico, la falta
de fe y motivación de una plantilla ya de por sí modesta. (klik egin-ver más)
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