Josito es un fenómeno raro, aunque muy común en Navarra. Su familia logró en 1655 la ejecutoria de hidalguía, como originaria de la casa Unayarena, en el lugar de Iribas, corazón del solar bascongado. Ajeno al origen vasco del que blasonaba su abolengo, Josito descubrió muy joven que precisamente el antivasquismo sería su modus vivendi, y así ha sido: jamás trabajó en otro menester. Y nunca ocultó sus ideas. Recuerdo que cuando, todavía imberbe, se presentó como concejal de Tafalla, dijo tener tres objetivos: cerrar la revista Merindad, quitar la ikurriña del grupo de dantzas y sacar la barraca de la ikastola de su espacio festivo. (klik egin-ver más)
Jose Mari Esparza, editor
que aburridos sois, siempre la misma historia...
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