Se descubrió el pastel. La transición fue simulada y en diferido, 36 años legislando y "modernizando el país" y ahora venimos a enterarnos que la ley hipotecaria de 1946, aún vigente, permite a la Iglesia católica actuar como registrador público inscribiendo a su nombre bienes eclesiásticos cuando estos no están a nombre de nadie. Lo que no es de "nadie" no es publico, ¡es de Dios¡
La ciudadanía desconocía la ley y los que la conocían y hubieran podido cambiarla, como buenos hijos del franquismo, no la tocaron. Así que se está produciendo una fiebre de inmatriculaciones, es decir inscripciones de bienes a nombre de la Iglesia Católica por la mera certificación de dominio expedida por los obispos diocesanos.
Más de 5000 bienes han sido inmatriculados por la Iglesia entre 1998 y 2007, entre otros la Mezquita de Córdoba en el 2006 por solo 30 euros así como la Giralda de Sevilla. (klik egin-ver más)
laicismo.org
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