Genio y figura, el Señor Cangrejo. Ayer, a pocas horas de dejar de ser secretario general del PSN -siempre se van los mejores-, declaró que la moción de censura a Barcina que en marzo pasado al final no presentó el PSN -“o se va o la echamos”- no fue “autorizada por el PSOE” y que en ello tuvo mucha culpa “la derecha más cerril, política, económica y mediática, que lo contaminó todo”. Él, por si acaso, siguió de secretario general y no presentó de inmediato su dimisión, que es lo primero que hubiese hecho alguien con el menor atisbo de dignidad. Al carecer, siguió. Fruto de ese seguir, fruto de haber dicho algo a los navarros que no cumplió ni cumplió su partido y no pedir perdón con el ejemplo personal y de su ejecutiva con hechos en primera persona -largarse- y no con palabras huecas, el PSN se clavó a sí mismo un clavo de los gordos en el ataúd, ya de por sí claveteao de sobra. Esta es la herencia que deja Jiménez, no otra: un partido cada vez más residual. Afortunadamente -para él-, ha pillado cacho en Madrid y como ahora forma parte de la Ejecutiva Federal del PSOE también aseguró ayer que en el manual de “Pedro Sánchez no está la imposición sino el diálogo” y que “los cauces de interlocución ahora están mejor con la dirección federal”. Los navarros están preocupadísimos de cómo están sus cauces, Jiménez. Mire: aquí lo único que vemos es que alguien que ha evitado como mínimo dos veces que hubiese la opción de que dejara el poder “la derecha más cerril” no supo cómo hacérselo ver a sus jefes, no tuvo las agallas de irse, ahora quizá le hayan premiado con un puestillo y, en resumen, forma parte por inacción -incluso por acción- de esa derecha más cerril. Usted le deja a Chivite prácticamente un erial y a los navarros el culo muy escaldao. Son 20 años ya de choteo. No les cree a ustedes más que la familia. Y con suerte.
Jorge Nagore, en Diario de Noticias
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