
Aprovecharse de un atentado y jugar con el miedo de las personas para conseguir llevar a cabo un control social inaguantable es inadmisible. Porque, aquí está el truco del trilero, desviando la atención y focalizando la mirada en los muertos, mientras mueven desaforadamente las manos para que parezca que hacen algo a la vista de todos, con nobleza, cuando el objetivo, no es la evitación de la violencia, sino aumentar el propio control policial. (klik egin-ver más)
Ana Ansa
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