El 27 de septiembre de 1975 no fue un día cualquiera. En la mañana del citado día Franco consumó sus últimos fusilamientos; las balas asesinas acabaron con la vida de cinco militantes antifranquistas. Cuando cuarenta años después y de diferentes maneras el sangriento dictador sigue vivo en la “democracia española”, bien vale la pena recordar aquel fatídico día.
Francisco Franco intervino en público por última vez el 1 de octubre de 1975, durante el aniversario de su proclamación como Jefe del Estado. Y largó su retórica fascista desde el balcón principal del Palacio Real, sito en la madrileña Plaza de Oriente. Siempre se dijo que aquel acto se celebró ante un millón de seguidores, pero lo cierto es que en aquella plaza difícilmente pudieron caber más de cien mil personas. No podía faltar a su lado el Juan Carlos de Borbón. Entonces príncipe y desde seis años atrás heredero de Franco a título de rey, ultimaba su siniestro aprendizaje. Solo cuatro días antes habían sido fusiladas las cinco últimas victimas del franquismo con Franco: Juan Paredes Manot —Txiki—, Ángel Otaegi, José Luís Sánchez Bravo, Ramón García Sanz y José Humberto Baena Alonso; los dos primeros militantes de Euskadi ta Askatasuna —ETA— y los otros tres del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota —FRAP. (klik egin-ver más)
Paco Azanza Telletxiki, para Rebelión
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