Bosch era historiador y político y conocía perfectamente que la idea de nación era un producto intelectual creado con la pretensión de cohesionar sentimientos identitarios y proyectos de futuro que necesitaba de un discurso histórico para justificarse y arraigar. Y sabía que, en el caso español, se había construido una historia ortodoxa de matriz castellana que primero quiso ignorar la existencia de pueblos con personalidad propia, y después, cuando algunos de ellos pretendieron “cristalizar políticamente”, se negó a aceptarlos. (klik egin-ver más)
Borja de Riquer, en La Vanguardia
No hay comentarios:
Publicar un comentario