martes, 17 de enero de 2017

IZAR Y SARA

Del padre que presuntamente acuchilló a su hija se encargará la justicia. Es un crimen machista de libro: vengarse de la madre a través de la violencia contra su hija.  Pero la justicia debe también ocuparse de la situación de Izar y de su madre, Sara Majarenas, presa en Picassent por pertenencia a ETA. Sin delitos de sangre, ha cumplido doce de los trece años a los que fue condenada y en marzo al cumplir su hija tres años, iban a ser separadas. De hecho, ya lo están: una en la cárcel por una política penitenciaria vengativa e Izar en el hospital luchando por su vida. Por humanidad, y también por justicia, Sara debería  estar ya con su hija y en Euskadi, con su entorno.
Xabier Lapitz, en orain.eus

1 comentario:

  1. "sin delitos de sangre" y con ellos. La prisión y el castigo de privación de libertad es eso: privación de libertad.... En ningún caso se debe privar a una madre presa de ejercer como madre y atender a su retoño máxime en estas tiernas edades. Y esto sirve para cualquier preso de cualquier condición.

    Cada vez que las personas condenadas -no lo olvidemos, con leyes injustas con las que hasta los inocentes pueden pasar por culpables y con las que se castiga por el mismo delito mucho más severamente a unos que a otros de forma corrupta- son sometidas a episodios inhumanos y vindicativos como el caso que nos ocupa, no puedo dejar de recordar aquella impactante película de dos presos que, hubieran hecho lo que hubieran hecho, nunca debieron ser tratados como lo fueron, demostrando que los carceleros y la justicia que encarcela suele no pocas veces ser peor, mucho peor, que los presos y sus delitos. Hablo del film Papillón

    Recordar también otros casos depravados como el padecido por Pablo Gorostiaga, a quien se le impidió ver morir a su mujer así como otros presos que en la misma línea fueron privados de sus derechos humanos en casos similares.

    No debemos olvidar que el Estado, todo su entramado coercitivo, es heredero directo –sin interrupción- del terrorista nazional católio. Un Estado que sigue humillando a las miles y miles de víctimas que genera, dando impunidad a los verdugos de ellas y utilizando como chivos expiatorios a “los comunistas”, “los rojos”, “los etarras”… para justificar esa inmoral y deshumana forma de entender el Poder y el gobernar: nos gobiernan con sangre fría asesinos mayores e impunes

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