No está haciendo mucho frío en este principio de febrero en Lisboa. Una lluvia, suave e intermitente, me acompaña durante todos estos días. A pesar de eso las calles, las plazas y las riberas marítimas están siempre tomadas por paseantes turistas y por los numerosos viajeros de los trasatlánticos y ferris ultrarrápidos que vuelcan a diario sobre la capital. Atraviesan mares lejanos o recorren a diario, ida y vuelta, este gran mar interior, el Mar da Palha (Mar de la Paja), que forman solidariamente el río Tajo (O Tejo) y el océano Atlántico. En su regazo, río-mar, en su costado norte, se acoge Lisboa. Ya lo dice mucho mejor Manuel Alegre: Este rio que sabe a mar profundo//e dentro da cidade é rua e rio//e em cada rua dá volta ao mundo//e de Lisboa fez nosso navío (Bairro Ocidental, 2015). (klik egin-ver más)
Felipe Nieto, en Iniciativa Debate
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