Ahora que vamos conociendo las andanzas de El Chicle, se van sabiendo también los, a mi juicio, tremendo errores y desidias llevados a cabo en la investigación del caso. Decirnos que era el principal sospechoso, con un móvil que le situaba en el día de autos en el lugar de la desaparición de la víctima y contarnos también que el acusado tenía una trayectoria conocida en cuanto a abusos y violaciones, no es ahora de recibo.
Y no lo es, porque en el largo tiempo que ha obrado con absoluta libertad ha estado a punto de secuestrar y matar a otras jóvenes y sólo la buena suerte (y la firme resistencia) de éstas evitó lo peor.
No, no valen excusas de que tenía la coartada que le prestaba su pareja, dado que ese tipo de coartadas son fácilmente desmontables con interrogatorios por separado, aislando a ambos cónyuges. Precisamente como se ha hecho ahora,..... aunque tarde.
Y tarde, muy tarde es también para llevarse ¡¡ahora!! el coche del acusado al objeto de intentar encontrar huellas, puesto que eso debería haberse hecho en su momento, acompañando al aislamiento e interrogatorio separado del matrimonio.
La suerte de la última víctima del criminal a la hora de escapar, parece haber sido el detonante que ha hecho a la Guardia Civil vencer su inacción para decidir dar el paso de detenerlo y proceder como se debería haber hecho en su día.
Lo dicho, una chapuza monumental que ha estado a punto de cobrarse más vidas y que en absoluto tapa el despliegue sensacionalista de medios de comunicación y comparecencias públicas. Presentar ahora al presunto autor y sus antecedentes como el paradigma del mal, resulta si cabe más escandaloso y deja todavía más en evidencia la chapuza investigadora seguida al respecto.
Y por no cabrearme más, no entro en cómo esos mismos medios sensacionalistas y amarillos trataron en su día a la joven asesinada (provocadora, ligera de cascos..) y a sus padres, como si en la separación de facto de estos estuviera la clave de la desaparición de su hija.
En fin, todo muy a la altura intelectual (o así) de este Estado español tan raudo, por otro lado, a la hora de perseguir y encarcelar a disidentes políticos.
Julián Sanz Doctor, en su página de Facebook
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