La reacción de los partidos españoles ante el asesinato de Jamal Khashoggi en el consulado saudí en Estambul ha sido furibunda. A la espera de saber si el periodista fue desmembrado vivo, estrangulado por descuido o si él mismo, en un arrebato, se suicidó descerrajándose diez tiros en la sien –que bien podría ser la última versión sobre su muerte-, el Gobierno ha expresado su consternación, el PSOE su abatimiento y la oposición de derechas ha roto su estruendoso silencio para pedir prudencia, así a lo loco. Sólo Unidos Podemos ha solicitado abiertamente el fin de la venta de armas a la “teocracia asesina” del Golfo, aunque alguno de sus portavoces exigía al mismo tiempo al Ejecutivo que garantizara el empleo en los astilleros de Cádiz. Respuestas tan contundentes deben de tener a los sátrapas de Riad temblando bajo el sol del desierto. (klik egin-ver más)
Juan Carlos Escudier, en Público
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