Al final, los más entusiastas de esa España horrible, intolerante, intratable, esa España que concibe el diálogo como debilidad y cualquier concesión como traición, esa España que sólo saca la bandera para arremeter contra los que no son de su cuerda pero nunca contra la corrupción de los suyos, los recortes, la desigualdad o a favor de sus compatriotas más necesitados, esa España que ama siempre lo viejo, se regodea en lo rancio y nunca acaba de entrar en la modernidad, que llega tarde y mal a todo y aun así sigue mirando con asco todo lo que huela a progreso, esa España que presume de incultura y en ella se mueve, esa España que odia la diversidad en todas sus formas, social, sexual cultural o identitaria, la del desprecio sañudo a todas las lenguas que no sean el castellano, la España de una única manera de ser español y todo lo demás adoctrinamiento, la del prietas las filas, conmigo o contra mí, buenos o malos, eternos cristianos viejos y todos los demás sucios marranos, la España que no quiere integrar sino someter, toda esa España de mierda sólo eran cuatro gatos. Ojalá vuelva la cordura y las urnas pongan en su sitio a los salvapatrias de todo tipo.
Txema Arinas, en su página de Facebook
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