Se cumple hoy, 19 de julio, el cuarenta aniversario de la fase final de la insurrección popular que, dirigida por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), puso fin a la odiosa dictadura de Somoza que, durante décadas, ejerció un poder absoluto caracterizado por la represión indiscriminada y por el desarrollo de una corrupción de rapiña que facilitó a la dinastía de los Somoza acumular un inmenso imperio económico construido de forma tramposa desde el poder, un hecho que llevó a un creciente malestar con sectores de la burguesía nicaragüense que acusaba al dictador de competencia desleal al aprovecharse del control que ejercía desde el aparato de estado. A todo ello habría que añadir la ilegitimidad de su origen puesto que Somoza era un producto de la intervención norteamericana en Nicaragua ocurrida, en varias fases, durante el primer tercio del pasado siglo XX
Tino Burgos, en Viento Sur
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