Santiago Arellano, sacerdote pamplonés de apenas 46 años que ejerce en Talavera de la Reina. implora vehementemente a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias para que en estos momentos de zozobra vuelvan su mirada hacia Dios, que sean fieles a la tradición de España "a la que el apóstol Santiago trajo el cristianismo".
Cualquier persona próxima a los sesenta años sabe que en una situación de emergencia similar a la actual hasta hace poco tiempo se hubiese estimado más urgente la necesidad de un cura que la de un sanitario. Que nos exigirían estar rezando a todas horas como mejor remedio para superar la epidemia. El integrismo católico conserva todavía una parte no desdeñable de su influencia social pero las cosas han cambiado mucho en pocas décadas. El proceso de secularización que ha conocido nuestra sociedad ha reducido los ritos religiosos al ámbito de su público. Un sacerdote de Balmaseda que había salido ayer a bendecir las calles fue obligado por la Ertzaintza a respetar el confinamiento como el resto de la población, a que bendiga desde su casa lo que tenga que bendecir. No debería ser noticia un hecho tan normal.
Praxku
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