En apenas unos días empieza el curso escolar en Navarra y todavía existen muchas incertidumbres sobre cómo va a ser esa vuelta a la actividad y a la prestación de los servicios complementarios, entre los que se encuentran los comedores escolares.
La formación y la educación que nuestros hijos e hijas reciben en el centro no se circunscribe únicamente a las aulas, sino que todas las actividades que desarrollan mientras permanecen en el mismo (transporte, actividades extraescolares y, por supuesto, el tiempo que están en el comedor) forman parte de ella.
Las cocineras desempeñan una labor fundamental, elaborando menús equilibrados y saludables, que son la base del desarrollo físico de los menores y la protección de su salud.
Por su parte, las monitoras son las encargadas de organizar los comedores, de que estén en las mejores condiciones y de que nuestros hijos coman no solo aquello que “les gusta”, desempeñando también una función formativa de la cual se beneficiarán a lo largo de toda su vida. Tienen un conocimiento individualizado de cada uno de ellos (alergias, intolerancias…) y es que, como se suele decir, “cada niño es un mundo”. Lo que les ocurre en el aula o en el recreo les afecta en su actitud, estado emocional o autoestima y quienes primero lo van a detectar son las trabajadoras que están en el comedor.
Y cómo no, las auxiliares de limpieza, que ayudan a las cocineras en su función y son responsables de que las instalaciones estén limpias y preparadas para que el servicio de comedor se dé con total seguridad.
Todas ellas, que en Navarra alcanzan la cifra de unas 2.300 personas, forman parte de la comunidad educativa, y es necesario tenerlas en cuenta a todos los efectos. (klik egin-ver más)
Josu Ros Azpíroz, secretario general de CC.OO-Servicios de Navarra
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