Estamos reviviendo estos días una de esas "anormalidades" que sobrellevamos en Navarra como normales, y que en cualquier otra parte del Estado español o de Europa sería escandaloso o al menos "anormal". Podría referirme a la anormalidad de haber tenido durante 40 años en el centro de nuestra capital un monumento a una cruzada para matar navarros, o a alguna anormalidad de la que no somos conscientes hasta que las verbalizamos. Pero hoy me refiero a la "institucionalización" que se ha hecho de las lenguas propias de Navarra en democracia.
Y hablo de cómo el sectarismo político puede ensuciar algo tan normal y esencial como la defensa de un patrimonio cultural. O de pervertir la democracia cuando se invoca a una ¿mayoría? para defender el "No Derecho".
En la Comunidad Foral de Navarra la última versión del llamado "navarrismo político", que es UPN, solo ha hecho una aportación "intelectual" a la derecha de sus mayores: el antivasquismo. Una posición que llega a considerar a la lingua navarrorum como "categoría de construcción nacional vasca y acercamiento a Euskadi". "¡A más euskera más nacionalismo vasco!, parecen pensar. Un "marco mental" comprado también por sectores del PSN. (klik egin-ver más)
Pablo Azcona, parlamentario de Geroa Bai
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