“La vida ha pasado en cuatro días”, suscribe Jesús Landívar Esparza. Lo dice él que en esto de la vida tiene experiencia. Ha conocido 94 años, en diciembre cumplirá 95 con unos ojos despiertos, la sonrisa puesta y cualquier poesía siempre a mano en la estantería de la memoria. Las recita una tras otra, sin fallar una letra. Nació y se quedó siempre en Marcilla. Desde hace unos años la residencia es su casa. Repite que no fue a la escuela, que es “campero noche y día y no poeta”. “Soy un hombre que no ha estudiado y me puedo equivocar hablando pero lo poco que has aprendido lo guardas”. Nada más lejos. Él ha sido uno de los autores del capítulo de Marcilla en el Libro Viajero de las residencias de Lares. Llegó desde Buñuel a finales de mayo y lo completaron en la primera quincena de junio. Plasmaron en él su día a día “porque cada jornada es diferente”. “Evitar las juergas, beber menos y no fumar” es para él la fórmula de sumar años con salud. “Esto no es una cárcel, es libertad”, subraya que le entretiene mucho el bingo, la gimnasia y que los jueves esperan a la peluquera. (klik egin-ver más)
Pilar Fernández Larrea, en Diario de Navarra
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