Tudela volvió a dar la espalda a la tauromaquia, y ya son unas cuantas veces a pesar de la vehemente apuesta del equipo de gobierno liderado por Alejandro Toquero (Navarra Suma) e integrado por la concejala Verónica Gormedino.
Ayer domingo David Fandila 'El Fandi', Manuel Escribano y Alberto López Simón, torearon seis toros de la ganadería Guadalest ante apenas 600 personas, lo que supone menos del 10% de la capacidad total del coso tudelano conocido como 'la chata de Griseras'.
El mismo escenario acogió una novillada el pasado mes de mayo que estuvo precedida por una manifestación convocada por Tudela Antitaurina, que recordó que "somos cada vez más las personas que consideramos que las corridas de toros son una de las caras de la violencia y son una dañina normalización de la violencia, y que este tipo de espectáculos deben ser abolidos, como lo han sido a lo largo de la historia numerosas costumbres crueles contra personas y animales".
Este colectivo aseguró que apuestan "por otro modelo de sociedad, con otro tipo de valores que estén alejados de cualquier tipo de maltrato y que no presuman de crueldad, como lo hace el repugnante cartel de la novillada: la imagen de uno de los novilleros, con un trozo del cuerpo del novillo amputado en la mano, es uno de los mayores ejemplos gráficos del embrutecimiento hecho tradición".
e-ribera
en la mano, es uno de los mayores ejemplos gráficos del embrutecimiento hecho tradición".
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