Destruir libros no es una práctica exclusiva de fanáticos religiosos o de regímenes totalitarios. La comisión escolar Providence, responsable de la gestión de 30 planteles católicos y de lengua francesa en el suroeste de la provincia canadiense de Ontario, quemó o envió al reciclaje poco más de 4.700 obras de sus bibliotecas, de acuerdo a una investigación de Radio-Canadá. Las autoridades de dicha comisión escolar señalaron que sus contenidos eran “desactualizados e inapropiados”, ya que presentaban estereotipos negativos de los pueblos indígenas canadienses. La decisión tomada sobre estos libros, aseguraron, forma parte de los esfuerzos para favorecer la reconciliación con estos pueblos. (klik egin-ver más)
Jaime Porras Ferreyra, en El País
No hay comentarios:
Publicar un comentario