En la perspectiva histórica, la dirección colectiva del FSLN fue un acierto, así como la unión de sandinismo, marxismo y cristianismo. Había una profunda confianza en el liderazgo sandinista, aunque con visibles puntos débiles: el análisis del campesinado, el tratamiento de la cuestión étnico-nacional, así como un conflicto interno entre democracia versus autoritarismo y opresión. Concluye que no se construyó ningún socialismo, y que de la dirección colectiva se pasó a un líder autocrático, mientras la denominada piñata, una privatización de los haberes públicos, creó un grupo en busca de riqueza y poder, una nueva oligarquía, al tiempo que la deshonestidad y la corrupción se profundizaron y se cerraron todos los medios de comunicación independientes. (klik egin-ver más)
Gilberto López y Rivas, en La Jornada
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