Qué suerte, con lo pequeñita que es Navarra (sólo 620.000 navarricos y navarricas, el 1,34 % de la población española) esta semana estamos en los titulares de los medios de comunicación. El caso es que UPN ha roto su pacto con el PP (aunque los de UPN dicen que quienes han roto han sido los del PP...). Se han dicho y escrito muchas cosas y hay interpretaciones y opiniones para todos los gustos, pero ahí va mi visión. Como sucede a veces, la explicación más sencilla es la más acertada. UPN, o mejor su presidente Miguel Sanz que dado el carácter caudillista del partido ha conseguido imponer su decisión, ha decidido en los últimos meses un cambio de alianzas. El acuerdo con el PP le sirvió en 1991 para acceder al Gobierno de Navarra, porque en aquella época a falta de mayoría absoluta (prácticamente imposible en Navarra dado el sistema de partidos y las preferencias del electorado) lograba la presidencia el candidato del partido más votado. Hoy en día el sistema es otro; hay que conseguir mayoría y en su ausencia el Parlamento se disuelve y se convocan nuevas elecciones. El año pasado estuvo a punto de pasar lo peor de lo peor (para quienes no tienen otra ideología que la del poder), la pérdida del Gobierno ante la posible alianza PSOE-Nafarroa Bai-IU. La cosa se remedió in extremis con la intervención de Zapatero y Blanco que impusieron a sus afiliados en Navarra la entrega del poder a UPN para evitar el desgaste electoral en el resto de España de ser acusados de haber entregado Navarra a los nacionalistas vascos (leáse a los terroristas vascos). Pero el riesgo está ahí; después de cualquier convocatoria electoral el PSOE puede cambiar de opinión y mandar a UPN a la oposición.
¿A quien beneficia esta nueva situación? Principalmente y por lo explicado a UPN. En segundo lugar, a la actual dirección del PSN-PSOE, que de socialista tiene el nombre y de izquierdas sólo el disfraz y comparte con UPN buena parte de su ausencia de ideología digna de tal nombre, que podrá acceder al Gobierno y entrar en el reparto de cargos y prebendas. La suma UPN-PSN puede aspirar a constituir una especie de PRI foral.
¿Quien pierde? Todos los demás, con perspectivas de quedar en la oposición y no rascar bola en muchos años. Es decir, Nafarroa Bai, CDN, IU, PP. E incluso algunos miembros de UPN que ahora mismo tienen el corazón partío, que gustan más de la compañía del PP que del PSOE, pero que han quedado atrapados en la estrategia de Sanz: no pueden irse al PP porque peligrarían sus poltronas, pero no van a estar cómodos en UPN.En fin, que contrariamente a lo que pudiera pensar alguno, en este caso la ruptura de la derecha navarra no es buena noticia para la izquierda navarra
(Miguel Izu en su blog)
No hay comentarios:
Publicar un comentario