La República llegó a Mélida sin el entusiasmo generalizado de otros pueblos riberos. La fuerte influencia de los caciques y de los grandes propietarios alcanzaba a un importante sector de la población que prefería su paternalismo a la reivindicación de sus derechos, reflejándose esto claramente en los resultados electorales. Frente a ellos, una izquierda activa e ilusionada centraba sus objetivos en el reparto de la tierra del término municipal y de las Bardenas.
Al igual que en otros pueblos cercanos, unos aristócratas, el Conde del Real y el marqués de Narros, hermanos y herederos del Duque de Granada de Ega, tenían en propiedad la mayor parte de las tierras de Mélida, entre ellas dos corralizas que suponían más de 8.500 robadas de extensión.
(klik egin-ver más) Navarra 1936 De la esperanza al terror
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