La "revolución ciudadana" de Rafael Correa ha obtenido un claro respaldo en las urnas en Ecuador. Correa se convierte en el primer presidente que gana en la primera vuelta en más de tres décadas. Lo habitual en Ecuador es que el resultado se decida en segunda vuelta, y lo normal en los últimos diez años era que ningún presidente acabase su mandato. Correa, en el poder desde 2006, consigue así ser reelegido y, de acuerdo con la nueva Constitución, podría conseguir otro mandato más. Tiene, pues, ocho años para profundizar en un proyecto político que de momento cuenta con una amplia popularidad entre los ecuatorianos. Además, a falta de resultados definitivos, parece que el partido de Correa, llamado Alianza País, puede conseguir mayoría parlamentaria con el apoyo de algunos partidos aliados. Correa se inserta dentro del "bloque bolivariano" liderado por Chávez y Morales, pero es menos radical que estos en su lenguaje y de momento no ha roto todos los puentes con Estados Unidos. Añade además una nota propia al proclamarse también "alfarista", una referencia a Eloy Alfaro, que gobernó Ecuador hace cien años y que es uno de sus personajes históricos.
Su éxito se ha basado hasta ahora en dedicar más dinero público a los más pobres, intentando mejorar la educación, la sanidad y las infraestructuras. A ello le ha ayudado el elevado precio del petróleo, que es el principal recurso de Ecuador junto a las remesas de los emigrantes. Sin embargo, la bajada del crudo y las dificultades de empleo de los emigrantes, golpeados por la crisis en los países en los que se han asentado, le pueden crear en el futuro serios problemas a Correa a la hora de financiar sus programas.
Jesús Torquemada (eitb.com)
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