
IC (Independientes de Carcastillo) había denunciado irregularidades graves de forma en el procedimiento de adjudicación de las obras. El alcalde y su grupo de UPN, conscientes de la baza que les proporcionaba la premura de tiempo para poner a punto una instalación básica para la temporada estival, en su doble vertiente de elemento de bienestar social y de recurso de atractivo turístico, se negaron a aceptar la razonable propuesta de los independientes de paralizar el proceso y reinciarlo en el punto en el que se había incumplido la ley. Una vez paralizadas las obras, emprendieron una campaña de descrédito contra los denunciantes, presentándolos como los responsables de un posible verano sin piscinas. Al final se ha retirado el recurso y si todo va bien las obras terminarán para junio.
La historia deja un inevitable regusto amargo. No tiene sentido una oposición que no denuncie incumplimientos flagrantes de la legalidad. Pero un sector importante del pueblo no ha comprendido el sentido o la oportunidad de la denuncia. O no le ha interesado comprenderlo. Mientras que otro sector, al que no se le ha oído, puede estar decepcionado por la marcha atrás. Lo más cómodo hubiese sido callarse. Pero el tiempo pone a cada uno en su sitio y la coherencia resulta al final gratificante. Desde luego en la satisfacción personal y pronto o tarde también en la percepción social.
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