Hoy hace 30 años, el 1 de septiembre de 1979, un disparo a quemarropa de un policía nacional acabó con la vida del joven antiguotarra de 18 años Iñaki Quijera Zelarain, en el transcurso de una manifestación por los presos y refugiados. Se llegó a conocer los apellidos del autor del disparo, Méndez Villatoro, pero, por supuesto, nunca pisó la cárcel. Ni nadie asumió ninguna responsabilidad política por aquel hecho. Hace cinco meses desapareció la placa que en su recuerdo se colocó en el lugar donde fue abatido, en la calle Igentea de Donostia.
Fue uno de tantos crímenes perpetrados durante el período de la transición política. No hay más que recordar que el comisario Conesa, célebre jefe de torturadores, era el policía mayor de Martín Villa para entender el poder de los automatismos franquistas en los aparatos del Estado de la época.
Praxku
No hay comentarios:
Publicar un comentario