El Tribunal Constitucional turco ilegalizó días pasados el partido kurdo DTP quebrando las esperanzas de una resolución del conflicto. La prohibición no se limita al partido, pues según la sentencia, 37 miembros de él no podrán tomar parte en actividades políticas durante 5 años. 84 personas, muchas de ellas alcaldes y militantes de organizaciones sociales y humanitarias fueron detenidas ayer por la policía turca.
Cualquiera que haya visitado Turquía sabe que de la cuestión kurda no se puede ni hablar. Los guías turísticos hablan de su territorio como zona problemática, en la que hay terrorismo. No se les reconoce la realidad de pueblo, ni siquiera el nombre. El poder turco destruyó miles de aldeas kurdas y sus habitantes, cuando no asesinados y encarcelados, perdieron todos sus bienes y tierras y tuvieron que abandonar la tierra de sus ancestros para siempre. Los kurdos fueron privados de todos sus derechos sociales, económicos y políticos, quedando perseguida hasta la utilización de su lengua y sin que pudieran desarrollar canales de comunicación o difusión de su rica y variada cultura, salvo en el exilio . Ser kurdo constituía casi un delito en la Turquía de Atatürk y después.
Turquía aniquiló anteriormente para siempre a los armenios. Todavía hoy se niega esa evidencia y sostener esa verdad histórica puede costar hasta la vida.
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