
Se trata de una anécdota quizás nimia pero que refleja con exactitud el trato que, todos los días, las administraciones navarra someten al segundo idioma de esta comunidad y sus hablantes. Convertir en invisible e inaudible al euskera y obstaculizar sus mecanismos de reproducción se ha convertido en la gran obsesión de UPN y de las instituciones que controla. Por eso hace juegos malabares con la ley y se gasta el dinero del contribuyente para impedir, por ejemplo, la legalización de Euskalerria Irratia. O utiliza al inglés como arma arrojadiza en el sistema educativo o en la valoración de los puestos de trabajo de la administración, contando para ello con la complicidad o dejadez de los sindicatos. O reduce hasta la nada las subvenciones a medios de comunicación, campañas de sensibilización, escolarización, material didáctico, actividades culturales, aprendizaje de adultos, etc. El maltrato que el euskera y la comunidad lingüística euskaldun recibe por parte de las instituciones forales no ha dejado de acentuarse en los últimos años. Cada cambio en la administración supone el descenso de un peldaño más en la escalera del despropósito, la inquina y el desprecio. Contra este estado de sitio permanente tenemos una cita el próximo sábado en Pamplona. Bien merecería que ésta fuese multitudinaria.
Aingeru Epaltza (en Diario de Noticias)
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