Labordeta se va del Parlamento. Decidido a cuidar amaneceres. A pasear caminos del brazo de la luna. Ya sembraba esperanzas cuando la esperanza estaba prohibida y construía utopías cuando la utopía era fusilada. Labordeta sabía del futuro cuando el futuro era un túnel cerrado sobre sí mismo. “Habrá un día en que todos al levantar la vista, veremos una tierra que ponga libertad.”
José Antonio es un viejo compañero de camino. Machado de posguerra, con penas calientes y estómagos vacíos. Traje los domingos y alpargatas de lunes hasta siempre. Le cabía, nos cabía, todo el país en la mochila, porque alguien empequeñecía España y la reducía a la medida de su pisada, de su bota capaz de aplastar las rosas de todos los caminos. Compañero de alegrías diminutas, de lutos interiores, de corazones perdidos en las cunetas y en las tapias blancas de los cementerios. (klik egin-ver más)
Rafael Fernando Navarro, en su blog.
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