Estuve pensativo en la constitución del nuevo Ayuntamiento de Tafalla, mientras los seis concejales de Bildu no podían convencer a los tres concejales del PSOE (el menor número de toda su historia) para negociar un Ayuntamiento progresista. Entre estos tres había un joven de apellido Cabrero, y recordé que su bisabuelo, Antonio Cabrero, fue alcalde de Pitillas cuando triunfó la izquierda en febrero de 1936. Tras la victoria, el Frente Popular Navarro sacó un manifiesto pidiendo la integración inmediata de Navarra al Estatuto Vasco, con el fin de sumar fuerzas progresistas y no dejar a Navarra sola, en manos del caciquismo. Lo firmaban el PSOE, UGT, Juventudes Socialistas, ANV, los comunistas la izquierda republicana... Un mes más tarde, Antonio Cabrero y muchos de los firmantes del manifiesto morían fusilados. Cuarenta años más tarde, su hijo Valentín, concejal socialista, colocaba la ikurriña en el Ayuntamiento de Tafalla, en medio del delirio popular. "Ha sido el día mas feliz de mi vida", solía recordar. Había mantenido firme el hilo de la memoria. (klik egin-ver más)
Jose Mari Esparza Zabalegi
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