300 años de colonialismo, robo de riquezas, masacre a 70 millones de indígenas.
Esclavitud en las minas y las encomiendas en el agro para alimentar y
enriquecer los imperios español y europeo con miles de toneladas del oro y
plata de Potosí.
200 años de neocolonialismo y dependencia de los países colonialistas, que
dejaron preparadas a unas oligarquías locales de apátridas encargados de
continuar con las estructuras heredadas, los latifundios en vez de las
encomiendas, y las empresas transnacionales en vez del socavón esclavo.
Los oligarcas locales se encargaron durante estos 200 años y especialmente
los últimos 70 de asegurar las ganancias ilícitas mediante sendas dictaduras
militares que mantuvieron a los trabajadores sin derechos para poder
explotarlos y hacer competitivas sus naciones con precios por debajo del costo.
Por eso Latinoamérica no hace otra cosa que hacer justicia y poner las
cosas en su lugar. O pagan lo que deben, o se marchan, o serán expropiados, porque
no tienen legitimidad moral, ética, y mucho menos económica y social.
Michael Hartmann, en el foro de Público
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