La erosión natural que el territorio
de Bardenas soporta a través de los años es un bálsamo de aceite en
comparación con la roturación abrasadora y salvaje a la que el
presidente de la Comunidad de Pueblos Congozantes, señor Gayarre, y los
callados, pero bien amamantados, monjes de la Oliva someten a esta
tierra de duendes y malandrines.
Los pastores bardeneros se han declarado insumisos a la nueva
cacicada del presidente Gayarre. El exdiputado y militante de UPN impone
distritos para el pastoreo cuando los pastos escasean y las cuentas en
las explotaciones familiares ganaderas navarras no cuadran. (klik egin-ver más)
Santi Lorente
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