Ahora no prohiben la expresión, la reunión amistosa. Tan dictadura es la
presente que ni siquiera precisa de amputar esa falsa expansión espiritual. Hay
otros derechos cercenados que duelen, que se clavan, que rompen la esperanza,
que aniquilan el futuro. Se prohíben derechos laborales, se recortan salarios,
se despide a gusto del consumidor, se rompe la sanidad, la educación, los
servicios sociales. Se desahucian las casas como quien vacía un cenicero
intoxicado, se suprimen ayudas para el pan nuestro de cada día, sillas de ruedas
que llevan hasta el sol caliente de la plaza, se prohíbe a la mujer ser mujer,
propietaria de su cuerpo, se induce a los inmigrantes a marcharse o a morirse de
asco tragándose el sida, la hepatitis, la disnea inaguantable sin aire
disponible. Se prohíbe ser viejo-quinientos-euros-pensión eligiendo entre el
sintrón y la sopa caliente del invierno. Se prohíbe abortar y ser madre porque
amarse boca arriba, acariciar y besar es un lujo prohibido por el déficit
disparado. (klik egin-ver más)
Rafael Fernando Navarro, en su blog
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