La nueva Encuesta Sociolingüística destaca la creciente incorporación de las navarras y navarros al euskera hasta sumar 124.000 personas entre vascoparlantes activos y aquellos que conocen en diferentes grados esta lengua de Navarra. Los datos constatan un importante incremento desde que realizara el primero de este tipo de macroestudios sociológicos en 1991, especialmente entre la población más joven, entre 16 y 24 años, donde suma ya el 26% de la población en ese tramo de edad, cuando hace 25 años eran un 10%, formada en un modelo educativo plurilingüe. Unos datos estadísticos que garantizan tras décadas de esfuerzo de familias, profesores e instituciones públicas y privadas el futuro del euskera en Navarra y avalan su avance en positivo en la sociedad pese a las trabas políticas, judiciales e institucionales a las que ha estado sometida esta lengua con una aplicación restrictiva de la Ley del Vascuence de 1986 y una involución legislativa desde 2000 que ha impuesto recortes y dificultades para el desarrollo y normalización del euskera y una aplicación discriminatoria para miles de familias navarras de sus derechos lingüísticos en función de su lugar de nacimiento o de residencia. En este sentido, el estudio resalta la importancia de la educación en euskera para mantener viva la lengua y de la alfabetización de las personas adultas no vascoparlantes que se ha desarrollado a lo largo de esas tres décadas. Y todo ello con una distribución geográfica equilibrada entre Pamplona y su Comarca y la zona vascófona y una evidente distancia en negativo en las zonas sometidas la exclusión lingüística del euskera, uno de los principales retos pendientes que marca la encuesta para las instituciones y la sociedad civil en este 2016. Otro reto pendiente es la necesidad de impulsar la normalización de su uso en las administraciones públicas, medios de comunicación, enseñanza superior y la posibilidad de relacionarse en igualdad de condiciones en las dos lenguas de Navarra en todo su territorio y en todos los ámbitos de la vida cotidiana y extender una valoración positiva al conjunto de la sociedad, impulsos necesarios respecto a un idioma minoritario como explícita la Carta de Derechos Fundamentales de la UE. Las lenguas hay que construirlas desde la libre elección y, en el caso de lenguas minorizadas, desde la discriminación positiva, nunca negativa. Las lenguas suman y la instrumentalización política y los intentos de confrontación social acaban debilitando a quienes los impulsan y protagonizan.
Editorial del Diario de Noticias
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