Todos se han ido de rositas, todos. Javier Esparza se felicitaba porque ninguno de los suyos acabará con penas de cárcel por lo sucedido en Eguesibar. Los jueces, como casi siempre, apuntan que ha habido irregularidades pero que deberían haberse tramitado por una vía diferente a la penal. Es dudoso, sin embargo, que se abra un contencioso civil para recuperar el dinero público que se empleó para lo que no era. Y, en caso de que se abra, los jueces apuntarán –como casi siempre– que ya es demasiado tarde, que ya ha prescrito.
Esparza, con mucha razón, lanzaba ayer el relato de los vencedores. Que todo fue una sucia maniobra de una oposición que ha hecho una política «carroñera». El agoizko lanzó un abrazo a todos los que según los tribunales, efectivamente, cometieron irregularidades como si fueran víctimas.
El líder de UPN miente, pero ya da igual. Esto no lo empezó la oposición. Quien despertó el caso Eguesibar fue el presidente de la Cámara de Comptos, Helio Robleda, que salió elegido con los votos de UPN pero que no se casó con el partido. Marcó perfil propio. Se puso duro con el «caso Egues», que calificó como el mayor de los escándalos de su tiempo monitorizando las administraciones navarras e igual de duro fue con el sistema de financiación que crearon UPN y PSN para entregar dinero público a UGT, CCOO y la UAGN con la excusa de los cursos de formación. Robleda demostró ser más valiente e independiente que el fiscal jefe. (klik egin-ver más)
Aritz Intxusta, en GARA
No hay comentarios:
Publicar un comentario