Ayer lo explicaba muy bien mi suegro con un símil que yo imaginaba incluso berlanguiano: La derecha española es como si fueras en un barco a la deriva en mitad de una tempestad y parte del pasaje se dedicara a insultar al capitán, a lanzar objetos a la cabina de mando, a quejarse porque de vez en cuando entra agua en cubierta, porque tienen que permanecer encerrados a la fuerza en sus camarotes y además, como el barco se mueve mucho, se les caen las cosas, se marean y vomitan, en realidad porque ellos esperaban una plácida travesía y, como no ha sido así, la culpa, nunca de los elementos, de la mera fatalidad, no, claro que no, sino del capitán y solo de él, faltaría más. Un pasaje que en mitad de la tormenta exige la dimisión del capitán simple y llanamente porque no es de su gusto, no es de su cuerda. De hecho, lo aborrecen tanto que prefieren que suelte el timón y el barco se vaya a pique con ellos a sabiendas de que no hay tiempo ni posibilidad de poner otro al mando. Ya lo dijo uno de sus preclaros ministros: "¡Que se hunda España, que nosotros la levantaremos!"
Txema Arinas, en su página de Facebook
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