Con lo que no contaba el ejército fue la respuesta del público al golpe de Estado. Millones de personas de todo el país se han unido a las protestas, estudiantes, médicos, funcionarias e incluso una parte de las fuerzas del orden encargadas de reprimir las manifestaciones. Abogados y analistas han demostrado la falta de base legal de la detención y deposición del presidente U Win Myint, desmintiendo así el argumento del ejército de que la toma del poder ha sido constitucional. Acusaciones grotescas contra el consejero de Estado Daw Aung San Suu Kyi y Win Myint por saludar con la mano a sus simpatizantes y por importar walkie talkies han indignado todavía más a la gente. En vez de cooperar con el ejército, muchas de las personas que han sido muy críticas con la LND –inclusive activistas, otros partidos políticos, elites empresariales e intelectuales– se han manifestado claramente en contra del golpe y han apoyado al Movimiento de desobediencia civil. (klik egin-ver más)
Su Min Naing, en A lÉncontre (traducido por Rebelión)
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