Todo son reservas, cuando no palabras despectivas. Los herederos de Batasuna saben que el Sol no resplandece cuando queremos y que no siempre se cruzan todas la miradas para admirar nuestro rostro. Las cosas no salen casi nunca como deseamos, por mucho que ahora, a poco más de un año para las elecciones, pregonemos que somos sinceros. Efectivamente, ya no cabe la ingerencia de ETA y sólo queda, para ser creibles y concitar empatía, que sea la propia Izquierda Abertzale histórica la que a pleno pulmón pida a la organización armada que se autodisuelva. Sólo entonces podrá hallar novios generosos dispuestos a olvidar errores tremendos, en aras de una Paz que le han hurtado durante tantos años a este Pueblo.
Beltrán Gárriz
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