Me pregunté ayer por qué Toxo y Méndez están desaparecidos desde el 14 de noviembre. Creo que estaba claro el sentido de la pregunta: muchos tenemos la percepción de que las cúpulas de CCOO y UGT escenifican teatralmente una actitud de resistencia frente a las políticas del gobierno que luego -por falta de voluntad o por resignación ante la condición propia- carece por completo de hondura, de persistencia y de credibilidad. Esa sensación asalta también, con certeza, a muchos militantes de esos dos sindicatos.
Una de las personas que intervino en el debate echa mano del socorrido 'no hay que confundirse de enemigo'. Así es, en efecto: no hay que hacerlo. Me temo, sin embargo, que quienes nos confundimos de enemigo no somos quienes preguntamos si Toxo y Méndez no estarán desaparecidos. Quien se confunde es una Cumbre Social -invocada por mi interpelante- que en su declaración fundacional guarda dramático silencio sobre la transición, la Constitución, la desigualdad y la tolerancia con respecto a la burbuja que marcaron una larga etapa anterior a 2007. Quienes se confunden de enemigo son, en fin, las cúpulas de los dos sindicatos mayoritarios, que no dudaron en respaldar el infumable tratado de Lisboa -para cuándo, por cierto, una rectificación-, que apoyaron el pensionazo, que han pactado lo indecible con la patronal y que hoy callan cuando en sus propias filas se aplican EREs conforme a lo que dicta la ley de reforma laboral. Y es que, infelizmente, hay muchas formas de confundirse de enemigo.
Carlos Taibo, en Insurgente
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