domingo, 8 de marzo de 2009

LA ARENGA DEL ARZOBISPO EN JAVIER

Que la Javierada haya coincidido este año con el 8 de marzo no le ha hecho cortarse ni un pelo al arzobispo Francisco Pérez, que ha aprovechado hoy su ratito de gloria ante los peregrinos que han decidido escuchar su arenga político-religiosa para despacharse a gusto contra el aborto, contra la eutanasia y contra la diversidad familiar. En nombre de la defensa de la vida y de la cultura cristiana.

Ya es sospechoso el concepto de defensa de la vida en boca de instituciones que recurrieron durante siglos a la tortura y la hoguera, las guerras de religión y las cruzadas en connivencia casi siempre con el poder económico. Y en la de quienes prefieren el SIDA al preservativo.

También es cierto que esa moral integrista y retrógrada no es común a toda la Iglesia. Son cada vez más los cristianos, tanto teólogos como laicos, que piensan hoy en día que la de abortar puede ser una opción tan moral como la contraria y que la conciencia de cada persona es finalmente soberana. El derecho a abortar no implica que a nadie se le obligue a hacerlo. Se trata de defender con responsabilidad un bien superior cual es la autonomía individual y el derecho a disfrutar libre y civilizadamente de la sexualidad y del placer.

El problema de estas proclamas, como la de hoy en Javier, para interferir en el marco legal y para combatir los derechos y aspiraciones de decenas de miles de navarros y sobre todo navarras, no es su capacidad de penetración ideológica, cada vez más limitada, aun cuando no todavía desdeñable. El problema es la connivencia de ese mensaje pretendidamente espiritual con grupos sólidamente instalados en las élites financieras y políticas que a día de hoy hacen posible que los derechos y las libertades estén seriamente limitadas en nuestra comunidad.
Praxku

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