domingo, 10 de marzo de 2019

LO DE ALSASUA

Nunca me ha quedado tan claro lo que es una sentencia ideológica, por parte de quien la dicta, como en este caso. Basta asomarse a los argumentos en los que se basa el fallo para comprobarlo y sentir vértigo. Habla la sentencia de la “notabilísima gravedad” de los hechos. Lo que a no pocos nos parece de “notabilísma gravedad”, es la forma en que se llevó la instrucción, el juicio en primera instancia, la construcción del relato encaminado a la condena, el linchamiento mediático, el aprovechamiento político, las patrañas, la inadmisión de evidentes pruebas de descargo... Lo que causa alarma es ver cómo, después de mucho pelear, se han admitido pruebas contundentes de descargo -como el vídeo del guardia de la camisa impoluta-, que no se han tenido en cuenta;cómo se tienen en cuenta testimonios cuyo valor se pone en duda por quien los emplea;cómo se buscó una condena ejemplar y plenamente ideológica con abrumador apoyo mediático y social desde el primer momento, convirtiendo una pelea de bar en una trinchera política que divide y enfrenta a la ciudadanía;cómo se emplean agravantes delirantes, como es el de la discriminación ideológica;cómo se dan hechos probados sin pruebas, por meras elucubraciones propias de una sobremesa...   (klik egin-ver más)
Miguel Sánchez-Ostiz, en Diario de Noticias