domingo, 14 de febrero de 2016

LA EMIGRACIÓN UJUETARRA A ULTRAMAR

Desde que acabó la última guerra carlista (1872-1876) Navarra estaba convulsionada entre otras cosas por el problema de los comunales. 
Durante la segunda mitad del siglo XIX, los ayuntamientos fueron vendiendo las mejores tierras del comunal para recaudar dinero tras una época larga en guerras que los había dejado descapitalizados.
El  resultado es que estas tierras de comunal, que la gente humilde trabajaba para poder sobrevivir, quedó en manos de los pudientes de cada lugar.
A causa del descontento, en muchas localidades hubo incendios y sabotajes clandestinos contra los bienes de los compradores del comunal y contra los de los cargos municipales que habían consentido las ventas.
La peste del cólera castigó la población en 1885, la filoxera hizo estragos y acabó con los viñedos ... la gente más humilde, dependía de los jornales que a veces eran imposible de conseguir...
Por si fuera poco, una nueva obligación había recaído sobre los navarros: la del servicio militar que era esquivado por los ricos comprando sustitutos para librarse.
Los que iban a la mili tenían que pasar años en el ejército y a veces eran enviados a Puerto Rico, Cuba y Filipinas o a las colonias de África para pelear contra los insurgentes de aquellos territorios. (klik egin-ver más)
Mikel Burgui, en su blog

CONVOCADA EN GIPUZKOA UNA MARCHA EL 28 DE FEBRERO CONTRA LA CONSTRUCCIÓN DE LA INCINERADORA

El Movimiento contra la Incineración de Gipuzkoa ha convocado para el 28 de febrero una marcha contra la construcción de la planta de quema de residuos en Zubieta, "un fantasma" que, según ha destacado hoy, "ha resucitado" el nuevo gobierno foral del PNV y PSE.
Los participantes partirán en columnas de localidades como Hernani, Usurbil, Zizurkil, Lasarte-Oria y el barrio donostiarra de Añorga hasta confluir en el emplazamiento elegido para la incineradora, donde a la una de la tarde un acto pondrá fin a la protesta.
El colectivo antiincineración destaca en un comunicado de que, "en contra de lo que quieren hacer creer, esta partida no está decidida" y es posible parar la construcción de la planta. "Esta convicción es particularmente importante porque la Diputación lanza continuamente mensajes pretendiendo hacer ver que esto es irreversible, que ahora viene el proyecto, luego la adjudicación y que, dentro de cuatro años, la planta, inevitablemente, estará echando humo. Lo hacen para que desistamos, para que bajemos los brazos. Pero lo tienen muy difícil", afirma.
El Diario Vasco