martes, 17 de marzo de 2020

"PUEYO, A DONDE LA LENGOA NATURAL ES EL BASCUENÇE"

El cardiólogo retirado Ignacio Moriones Elósegui se acaba de autoeditar un pequeño e interesante libro, “El euskera en el lenguaje y la cultura de Pueyo” (16 euros) en el que recoge infinidades de ejemplos de vocabulario, toponimia, simbología y costumbres que, en lo más amplío, también son extensibles a otros pueblos de la Merindad de Olite, si bien el trabajo investigador se centra en “Pueyo, a donde la lengua natural y ordinaria es el bascuence” según el testimonio de 1627 recabado para justificar la elección de un natural de la localidad valdorbesa como párroco de Lumbier.
            El médico Ignacio Moriones (Pueyo, 1945) fue cirujano cardiovascular y profesor en las universidades de Córdova y Navarra, si bien no perdió el referente de su localidad en la ausencia y ahora, con esta publicación ya en la librería, pone en papel su gusto por la antropología y la historia poyense.
            Moriones, de madre euskaldun y guipuzcoana, agradece al comienzo del libro la labor de los estudiosos que le han precedido, algunos de talla: Jimeno Jurío, Ricardo Urrizola o Fernando Maiora, entre otros.
            Lo que iban a ser sólo unas páginas para uso restringido al final tomaron cuerpo mayor y el trabajo de Moriones reúne 150 hojas en las que cuenta desde el origen del pueblo en el alto del castillo de Sancho Garcés I (s X), hoy ermita de Santiago, a cómo se desparramó por el Hirigoyen (Barrio Alto) y más abajo.
            El autor reúne un rico vocabulario de sustrato vasco, en peligro de desaparición en la era de la globalización y la pobreza lingüística, que muchas veces es común en la comarca y que, por ejemplo, en Olite/Erriberri se usa a la hora de mandar “A lo lo” (a dormir) a los niños, se empleaba para ordenar avanzar a los caballos (“Arre = Aura = Adelante) o para la tierra pobre (“Ballueca=Balekio=Mala hierba), y otras muchas que no hay que destripar para que los lectores compren este interesante libro que muy bien se puede disfrutar estos días de encierro en los que campa el coronavirus.

Reconstrucción del Malatxo de Pueyo
            El trabajo de Moriones es, por supuesto, mayor. Habla de alimentos, juegos, frases que son traslaciones calcadas de la lengua originaria al castellano, apellidos, toponimia, fuentes, utensilios agrícolas, costumbres o fiestas.
             Un capítulo bonito es el de la heráldica de sus casas y las estelas funerarias aparecidas, con especial mención a la de Malatxo la más peculiar de todas por la figura humana que incorpora y de la que aporta un dibujo de reconstrucción.
             El autor concluye que el euskera fue el idioma natural de Pueyo y la Valdorba hasta entrado el siglo XIX. Deja, al final, una puerta abierta al optimismo de su recuperación en todo el territorio, “que ya llega hasta las mismas orillas del Ebro gracias al trabajo encomiable de familias y personas, en un esfuerzo titánico para su revitalización, en zonas en donde no hace tanto se daba por perdida, y eso a pesar de las incomprensibles dificultades creadas por ciertos grupos políticos y de opinión incapaces de entender y valorar ese legado y riqueza cultural patrimonio, al fin, de todos los navarros”.
El Olitense

Gerinda Bairen oharra; Nota de Gerinda Bai: La publicación está disponible al precio de 16 euros en la librería El Kiosko de Olite-Erriberri, así como en Solanoa, de Pueyo-Puiu

LA ESTÚPIDA ARROGANCIA DE CAYETANA

“No preocuparse en absoluto de lo que la gente opina de uno mismo, no sólo es arrogancia, sino también desvergüenza.”
CICERÓN

No se puede ser más odiosa. Álvarez de Toledo obvia la petición de teletrabajo y acude al Congreso tras el contagio de varios diputados: "El Parlamento no se cierra ni en una guerra". Se diría que está cegada por los elogios que le hacen los suyos: "¡Eres la más lista, admiramos tu empuje contra todos los que no piensan como nosotros y envidiamos tu falta de tacto para todo!". Tú sigue así, Cayetana, dando el cante, generando asco, haciendo y diciendo todo lo que a nosotros nos gustaría pero que no nos atrevemos por prudencia, puede que hasta por decencia.

Y en realidad, resulta imposible concebir un personaje más vulgar y patético en su pretensión de pertenecer a la aristocracia en el sentido etimológicamente platónico, esto es, la gente que sobresale por su sabiduría intelectual y por su elevada virtud. Va para caricatura de sí misma, confunde prudencia con cobardía, lealtad con derrota. Y lo peor de todo que no se le conoce capacidad alguna para darse cuenta, que nunca será consciente del rechazo que genera, no por la envidia de los mediocres, que es lo que seguro que piensa ella, sino a cualquier hijo de vecino con un mínimo de sentido común. Un guiñol tragicómico.
Txema Arinas, en su página de Facebook