domingo, 22 de julio de 2018

EL SECTOR ULTRA DE LA POLICÍA TRATA DE IMPONER SU TERRITORIO AL NUEVO DELEGADO EN NAFARROA

José Luis Arasti, nuevo delegado del Gobierno en Nafarroa, se ve metido en aprietos por las maniobras de una Policía dirigida por un comisario favorecido por Fernández Díaz, bajo cuyo liderazgo medran grupúsculos reaccionarios. Buscan hacer de Arasti un títere, algo que ya lograron con Carmen Alba.
La excusa ha sido la demanda de justicia para Germán Rodriguez y los heridos de aquellos sanfermines de 1978. La Policía española intenta forzar un procedimiento contra los que pusieron en fachadas y balcones pancartas denunciando que la cargas de los grises de aquel año, en las que murió Rodríguez y hubo 11 heridos de bala, fueron un crimen de Estado.
El atestado policial es pura filfa. No hay caso o, al menos, resulta dudoso que un juez se avenga a abrir diligencias, según las fuentes consultadas por este periódico. Por eso la Policía no ha remitido las indagaciones a ningún juez. Frente a ello, optó por vestir de gravedad al caso llamando a los propietarios de los pisos a declarar a Chinchilla. Todos dijeron que no. Finalmente, una pareja aceptó después de que los policías insistieran por teléfono de que solo les llamaban «en calidad de testigos».
Aritz Intxusta, en GARA

FRANCIA PROHIBE LA INSCRIPCIÓN EN EL REGISTRO DE NOMBRES QUE CONTENGAN LA LETRA Ñ

La ministra de Trabajo Muriel Penicaud ha ratificado la decisión adoptada por el Registro Civil de Francia, avalada por los tribunales galos, de prohibir inscribir en el mismo a niños cuyo nombre contenga signos diacríticos como la letra eñe. Con esta polémica decisión, un buen número de niños con nombres en euskera como Begoña, Beñat, Eñaut, Garbiñe, Iñaki, Iñigo o Zuriñe entre otros no podrán ser inscritos, salvo que sustituyan la eñe por la letra ene.
El origen de la disputa se remonta al caso de un niño bretón llamado Fañch (Francisco) cuyos padres llevan más de un año luchando con las autoridades para poder registrar el nombre original de su hijo. Según el Registro Civil y la Justicia francesa, la eñe contiene un signo diacrítico no admitido por la Academia Francesa.
El 23 de julio de 2014, el Registro Civil galo emitió una circular rechazando el uso de la ñ por suponer un “atentado contra la unidad del país”. A fin de cambiar esta normativa, los padres de Fañch acudieron a la Justicia pero un tribunal de la ciudad bretona de Quimper les negó la posibilidad de inscribir al pequeño con ese nombre ya que, según la sentencia, significaría “romper la voluntad de nuestro Estado de derecho para mantener la unidad del país y la igualdad sin distinción de origen”.
Según la ministra de Trabajo, el ejecutivo de Emmanuel Macron apoya la decisión tomada por el Registro Civil y la Justicia a pesar de que la eñe es imprescindible para el uso de idiomas como el bretón o el euskera que son hablados por decenas de miles de personas en el Estado francés. Según las leyes lingüísticas vigentes en Francia en la actualidad, el euskera o el bretón, entre otras tantas lenguas regionales, no tienen la consideración de idiomas oficiales o cooficiales, gozando de este privilegio en exclusiva el idioma francés.
ikusle.com