sábado, 27 de febrero de 2021

6.500 TRABAJADORES INMIGRANTES HAN MUERTO EN QUATAR DESDE SU ELECCIÓN PARA CELEBRAR EL MUNDIAL DE FÚTBOL 2022

       Más de 6.500 trabajadores inmigrantes de India, Pakistán, Nepal, Bangladesh y Sri Lanka han muerto en Qatar desde que el país del Golfo fue nombrado organizador del Mundial de Fútbol hace diez años, según una investigación de The Guardian.

       En diciembre de 2010, las calles de la capital, Doha, se llenaron de una multitud que celebraba entusiasmada el anuncio de que el país iba a hospedar la XXII edición de la Copa Mundial de Fútbol masculino organizada por la FIFA. Con datos recabados a partir de fuentes gubernamentales, desde esa noche han muerto cada semana una media de 12 trabajadores inmigrantes de estos cinco países del sur de Asia en Qatar.

        Según cifras de India, Bangladesh, Nepal y Sri Lanka, 5.927 trabajadores han muerto en el país entre 2011 y 2020. Por otra parte, datos de la embajada de Pakistán en Qatar permiten confirmar otras 824 muertes de trabajadores pakistaníes, entre 2010 y 2020.

       En realidad, la cifra total de fallecidos es significativamente mayor, ya que estas cifras no incluyen países de los que procede mucha de mano de obra, como Filipinas y Kenia. Tampoco se incluyen las muertes de los últimos meses de 2020.

      En los últimos diez años, Qatar está inmerso en un proceso de construcción sin precedentes, en gran parte para preparar el torneo de fútbol de 2022. Además de construir siete nuevos estadios, se han completado o están en marcha decenas de proyectos de envergadura, como un nuevo aeropuerto, carreteras, sistemas de transporte público, hoteles y una nueva ciudad que acogerá la final de la Copa del Mundo. (klik egin-ver más)

Emma Reverter, en eldiario.es

TODO EN ORDEN

     Tras confirmarse que Mikel Zabalza no murió nadando en un río ni buceando entre objetos perdidos, así se ha dividido la opinión pública española, que dijera Anson al hablar de la mediática: mayoría silenciosa, minoría espantada y escoria aprobatoria. O sea, que se joda el etarra aunque no lo fuera. La prueba de lo mal, y de lo bien, que lleva el país la tortura es la ausencia de negacionistas. Lo que iguala a mudos, indignados y canallas es que ninguno ha mostrado sorpresa o incredulidad. Ni el más patriota ha puesto en duda el uso de la capucha con el detenido "para que vea la vida y la sensación esa de la muerte que está cogiendo". Ni el más inocente ha desmentido que llega "un momento en que lo que está respirando es su monóxido de carbono y entonces se ahoga, se ahoga, los esfínteres se le abren ". ¿Era la nuestra la sociedad enferma?

     Puestos a ser tiquismiquis, se debate si la bañera es aceptable y los electrodos inevitables, y en modo alguno si de hecho se han utilizado o no en las comisarías. Ese detalle no lo discute nadie ni provoca escándalo. Ion Arretxe contaba en Intxaurrondo, La sombra del nogal que el forense lo visitó tras días de tormento, lo auscultó con el fonendoscopio y le soltó: "¡A ver si fumamos menos!". Cuando respondió que le dolía todo el cuerpo y tenía heridas en la frente, el médico concluyó: "Hay un hematoma en la frente, sí, pero debe ser de una mala postura al dormir". Hoy ni siquiera apremia ese pretérito afán por ocultar la obviedad, y el crimen de Mikel Zabalza se glosa con un doble cubata de chulería e indiferencia: torturado, sí, ¿y qué pasa?, ¿algún problema? Visto lo visto, ninguno.

Xabi Larrañaga, en Grupo Noticias

LA CUEVA DE BULTXAKO (ORÍSOAIN)


      La Cueva de Bultxako no es una cueva propiamente dicha, sino la oquedad que quedó bajo una gran roca desprendida del acantilado superior. Toda esta zona está formada por conglomerado de cascajo y, aunque es bastante duro, se suelen desprender trozos.

    La cueva mide unos 10 m de profundidad, y tiene pinta de que haya sido refugio de pastores antiguamente.   (klik egin-ver más)

Tafalla a Pie