domingo, 9 de noviembre de 2008

EL VIERNES 14 SE ESTRENA "LA BUENA NUEVA"



El próximo 14 de noviembre, viernes, se estrenará en cerca de cien salas diferentes la película La Buena Nueva , tercer largometraje de la directora Helena Taberna. Los anteriores fueron Yoyes (2000), historia de una mujer activista de ETA que pretendía rehacer su vida y fue asesinada por sus compañeros, y Extranjeras (2003), relato de la experiencia de varias mujeres inmigrantes que viven en Madrid. Cine de calidad y compromiso, reconocido principalmente en festivales independientes de Iberoamérica y de nuestro país.


Un considerable número de películas se ha ocupado de episodios y contextos relacionados con la guerra civil española. Ninguna hasta ahora, creo yo, había encarado de manera central la componente "religiosa" de ese conflicto. La directora, que tiene buenas razones para ello, elige su propia tierra navarra, para contar lo sucedido en Altzania -"donde esta el aliso" en lengua vasca- un lugar, ahora cinematográfico y literario, que tiene su correspondencia con una sierra y un río situados al oeste, donde Navarra confina con Álava y Guipúzcoa. Un sacerdote joven y bien formado llega al pueblo y al poco estalla la guerra. Es un personaje de carne y hueso que se acerca a la gente y hace que su parroquia pase, de ser un espacio neutral, a ponerse del lado de los que sufren.Sucede algunas veces que las ficciones resultan muy verdaderas, y eso es lo que pasa con La Buena Nueva . Hay escenas de extrema violencia explícita, pero la vida florece en un escenario de muerte. Y lo que se cuenta es veraz y verosímil, porque no existen personajes maniqueos. La gran tarea de documentación, el excelente guión, la economía narrativa, el creciente dramatismo, los diálogos que resultan espontáneos por bien elaborados, el punto exacto en la expresión de los actores, el trabajo coral de un centenar y medio de extras, la cuidada reconstrucción de ambientes, la banda sonora con tomas en directo y música propia o bien traída, la fotografía de contraluces, los azules y grises dominantes, todo se pone al servicio de una voluntad: Traer a un debate de pura actualidad los hechos que la memoria ha rescatado.


No hay arqueología, hay pura vida y verdad. Y eso va que ni pintado para plantear en toda su crudeza el horror de la guerra y el papel que jugó la mayor parte de la alta jerarquía eclesiástica bendiciendo una "cruzada" por cuyos excesos sus sucesores directos no han pedido perdón. Pero sirve más aún para hacer frente al desafío que un cristianismo evangélico y servidor de la humanidad tiene ahora mismo: hablar con hechos y palabras que resulten significativos para las mujeres y hombres de hoy si, como dice el protagonista, quiere "mantener la esperanza" de la gente.


Conocida la trayectoria feminista de la directora, y desde su posición muy crítica y distante hacia la Iglesia realmente existente, no sorprende que haya intuido y descubierto que, exactamente igual que pasó al principio en Jerusalén, son las mujeres que saben y aman, las primeras descubridoras y fieles seguidoras de La Buena Nueva. Hay magníficos retablos fotográficos de mujeres: un paseo de la cámara en primeros planos de luces cálidas sobre lutos negros y un final comunitario de mínimas candelas capaces de iluminar la oscuridad de la gran sima que se tragó a los muertos.


Helena Taberna tenía una historia muy significativa que contar. Era el relato vivencial No me avergoncé del evangelio, escrito en el exilio y editado en Argentina en 1958 por un tío suyo, Marino Ayerra, que fue párroco de Altsasu/Alsasua, pueblo ferroviario, de mayoría y alcaldía socialista en los años de la guerra civil. La represión produjo 36 fusilamientos sin juicio y dejó 33 viudas en la localidad. Marino Ayerra, sacerdote luego secularizado dado su desacuerdo con lo que luego se llamaría "nacionalcatolicismo", narra hechos bien verificados o vividos por él mismo, denuncia el exterminio de la oposición fríamente planificado desde el poder y el terror que pesaba sobre la gente sencilla.
(Javier Pagola, en "Diario de Noticias")

EL BNG CRITICA EL DOBLE JUEGO ENTRE LA CNE Y EL GOBIERNO EN TORNO A LA SUBIDA DE TARIFAS ELECTRICAS



El portavoz del BNG en el Congreso de los Diputados, Francisco Jonquera, ha criticado la propuesta de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) de aumentar las tarifas integrales de la luz en un 31% mostrando la preocupación de su grupo por este tipo de recomendaciones de órganos del Estado en un contexto de crisis económica. “No hay que olvidar que el propio Gobierno español augura que lo peor de la crisis económica se va a producir en el primer semestre del próximo año 2009” añadió. En este sentido, Jonquera manisfestó la “seria preocupación del BNG por propuestas de subidas del recibo de la luz tan desmesuradas en momentos de recesión económica” y censuró el doble juego entre la CNE y el Gobierno.

“Estamos acostumbrados a que la CNE plantee incrementos abusivos de las tarifas eléctricas que parecen querer caldear el ambiente y preparar la situación para que después el Gobierno aplique subidas menores a las propuestas por la CNE pero igualmente elevadas. “Es un doble juego inadmisible”, afirmó. Desde luego, precisó, “no es la mejor situación para aprobar aumentos tan importantes del recibo de la luz porque tendrá unos efectos muy negativos en la ciudadanía y en las pequeñas empresas”. El diputado del BNG pide al Gobierno que “estudie, seriamente, la situación y evite situar los incrementos de las tarifas eléctricas en niveles tan abusivos y desmesurados, tan difíciles de asumir por la ciudadanía” y pide moderación.

Precisamente, el parlamentario nacionalista registró en la tarde de ayer una proposición no de Ley en la Cámara Baja en la que insta al Gobierno a aplicar la moderación en la subida de las tarifas eléctricas. Además, pide al Ejecutivo que modifique la conocida como “tarifa social” para convertirla en una verdadera tarifa doméstica a la que se puedan acoger la mayor parte de los consumidores domésticos. En otro de los puntos de su iniciativa parlamentaria, solicita que la nueva tarifa de último recurso contemple un mecanismo de discriminación horaria similar a la antigua tarifa nocturna.