domingo, 10 de enero de 2021

DESPUÉS DEL CHOQUE

        El asalto de los manifestantes trumpistas al Capitolio de Washington forma parte de esas escenas que difícilmente se olvidarán en la historia. La indignación ha sido absoluta y, aunque ha dejado desahuciado a Donald Trump en su huida hacia adelante, no termina lógicamente con el movimiento del trumpismo sociológico, apoyado por 70 millones de votantes a los que el presidente aún en ejercicio ha inoculado un discurso reiterado de odio, desprecio del adversario y deslegitimación de los resultados electorales. Las consecuencias de esta profunda herida social aún no se han visto del todo aunque sí se intuyen algunas señales de la catástrofe.

          Lo peor que podríamos hacer es minimizar la gravedad de lo ocurrido. La escisión es honda y la burda y dramática estridencia de este episodio constituye un antídoto para atajar el problema, si es posible aún hacerlo teniendo en cuenta que han fallado estrepitosamente los mecanismos de prevención previa. La extrema derecha norteamericana ha llegado a tensar tanto la cuerda que la ha terminado por romper y los lamentables sucesos del Capitolio marcarán un antes y un después que puede tener su recorrido también en otros lugares. En concreto, en la política española, en donde la simplificación de los problemas, las filias y fobias y los prejuicios previos deforman muchas veces los debates y los conflictos hasta hacerlos irreconocibles.    (klik egin-ver más)

Alberto Surio, en El Diario Vasco