sábado, 24 de abril de 2021

CORELLA POR LA MEMORIA DENUNCIA QUE SE SIGA SIN RETIRAR LA CRUZ A LOS CAÍDOS FRANQUISTAS


La Cruz de los Caídos de Corella sigue sin retirarse después de más de siete décadas en pie y este hecho está provocando el hartazgo en varias asociaciones memorialísticas y grupos relacionados con esta materia. 

Corella por la Memoria recuerda que el 24 de agosto de 1949 la prensa del Movimiento transmitía la noticia de la visita a Corella que el día anterior había realizado la esposa de Francisco Franco para participar en diversos actos protocolarios, entre ellos la inuguración de un monumento "a los caídos de la Cruzada". "Un monumento espléndido, con soberbias escalinatas que conducen a una especie de colina donde aquél se levanta", decía Diario de Navarra. Y añadía: "El Párroco pronunció un vibrante discurso cristiano y patriótico que se ovacionó". 

Corella por la Memoria dice que "desde hace más de 70 años resuena el eco de ese discurso en Corella, un discurso de exaltación del golpe de Estado y de la Guerra Civil, un discurso de exaltación de la Dictadura, de exaltación del fascismo, del nacionalcatolicismo (la variante española del nazismo), un discurso que expresa la voluntad permanente a recurrir a la violencia, a la misma violencia que se había generado a raíz de la insurrección contra la democracia en 1936". Es por ello que asegura que "sólo hay una manera de acabar con el eco de ese discurso, como cualquier demócrata entiende, que es la desaparición de éste y de todos los símbolos del franquismo. No vale ninguna excusa. Verdad, Justicia, Reparación".

E-Ribera

RESISTIENDO AL COVID EN MIRANDA DE ARGA


          Benita Baztán García y Tomás Indurain Ederra, de 90 y 89 años nos atendieron gustosamente para nuestra entrevista. Curiosamente ambos cumplen años el mismo día, 7 de marzo, y se podría decir que son mirandeses de toda la vida. Tomás, natural de Uztarroz, era hijo de ganaderos y vino al pueblo con 14 años. Trashumante por oficio bajaba sus ovejas a las Bardenas en invierno y las subía a veranear al Valle del Roncal. Benita por su parte, nació en Miranda de Arga y tras pasar mucho tiempo trabajando duramente en el campo ejerció de churrera durante 33 años. Sus sonrisas escondidas tras las mascarillas y su buena planta muestran que lo peor ha pasado, sin embargo vivieron de primera mano la llegada de este extraño virus. Eso si, experimentando de forma distinta sus variopintos síntomas. Ambos llevan poco más de un año en la residencia y se podría decir que su entrada coincidió con el principio de la pandemia. (klik egin-ver más)

La Voz de la Merindad