miércoles, 2 de enero de 2019

EL TSJN ANULA LA SUBVENCIÓN PARA EL ESTUDIO SOBRE LA TORTURA EN NAFARROA

El informe sobre la tortura en Nafarroa seguirá al ralentí. Ayer, el forense Paco Etxeberria lo dejó claro: «Los tribunales pueden quitar las ayudas, pero no pueden evitar que la investigación se haga». Una llamada de este periódico fue la que puso a Etxeberria sobre aviso de la última decisión del TSJN que anulaba la Orden Foral a través de la que la UPV accedió a una subvención de 17.900 euros para hacer este trabajo. Etxeberria explica que este dinero no se ha gastado, pues sabían que la ayuda estaba pendiente de un recurso interpuesto por parte de la Abogacía del Estado.
El fondo jurídico está en la anulación por parte del TC de la ley navarra de víctimas de grupos de extrema derecha y funcionarios públicos 16/2015. El Constitucional falló contra esta norma en julio de este año con fuerte polémica interna. Cinco de los doce jueces que deliberaron emitieron votos discrepantes. Finalmente, la opinión mayoritaria fue que tenía como objetivo la «investigación» y «fijación» de hechos «al margen, por entero, del poder judicial». Por ello, anularon varios de los artículos fundamentales de la ley, mutilándola de tal modo que la hicieron inservible.
Aritz Intxusta, en GARA

BETI ARTE, CARMELO

A principios de los años 80, conocí a un hombre  fuerte, entrañable, sencillo, a Carmelo Akarreta Ramírez. Buen Tudelano, Vasco Navarro de pro, amante de su tierra, solidario con los suyos y Cristero sin ser religioso. Hombre aficionado a la lectura, a las pochas y al tinto navarro, socio de Beterri.
Hace unos días con 87 años falleció en su Tudela querida, con serenidad, habiendo pasado a lo largo de su vida en difíciles circunstancias.

Seguro que nuestro amigo Montxo, allí donde este te habrá guardado un sitico.
Carmelo, eskerrik asko zure laguntzagatik eta beti arte.

Jose Mari Blanzako, en Plaza Nueva

LA MINORÍA SERBIA, ENTRE EL SÍ RESIGNADO O EL NO NOSTÁLGICO

En el norte de Mitrovica, casi 20 años después de la guerra de Kosovo, Milos Milidragovic reconoce que el principal cambio en su ciudad ha sido el poblacional: los serbios de mayores recursos y casi todos los albaneses abandonaron Mitrovica y, para ocupar su lugar, llegaron serbios del interior de Kosovo que veían sus vidas peligrar y estudiantes atraídos por la Universidad de Mitrovica. La ciudad, adornada con banderas serbias, luce hoy más moderna, como compitiendo con la vivaz parte albanesa. Sin embargo, basta con adentrarse en ella para darse cuenta de que todo sigue igual: calles destartaladas, estructuras paralelas controladas por Belgrado, el dinar serbio como moneda en curso y personas que lamentan vivir en una tierra dañada por un conflicto cuyo símbolo es esta urbe segregada por el río Ibar. Para Milidragovic es hora de poner fin a lo imperturbable: el conflicto derivado del rechazo serbio a reconocer Kosovo. «Quiero que los serbios del norte del río Ibar sean parte de Serbia. Sería pragmático y justo, una medida que nos permitiría reconocer a Kosovo».  (klik egin-ver más)
Miguel Fernández Ibáñez, en GARA