Esta película aporta su granito de arena, no pequeño, para que la sociedad española tenga su propio criterio no contaminado por políticos que han vivido del enfrentamiento y han servido café para todos con tal de no afrontar la realidad y no respetar las identidades de territorios forales y/o comunidades históricas con lengua y cultura propias. Que andaluces o extremeños entiendan esa identidad y la respeten, y que eso sea correspondido por los vascos como en la película, puede ser un anticipo de esa gran amistad que puede iniciarse entre unos y otros después de que cada una de las naciones que hay en el estado puedan decidir su propio camino. Una vez le oí a un lehendakari en una emisora de radio, que si no viviera en Euskal Herria viviría en España, porque es un sitio maravilloso para vivir, como esa Sevilla que nos embelesa en la película. (klik egin-ver más)
Juan Pedro Urabayen, en Facebook
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