martes, 6 de mayo de 2014

EL POPULISMO COMO SÍNTOMA

La tragedia de la política contemporánea es que quien tiene alguna responsabilidad –es decir, tanto los electores como los elegidos– continuamente estamos obligados a elegir entre racionalidad y populismo. Para los representantes, lo primero no es comprendido e imposibilita la reelección, mientras que lo segundo pone en peligro la estabilidad política pero es aplaudido socialmente. Los gobernantes se enfrentan con frecuencia al dilema de hacer lo que los ciudadanos esperan de sus gobiernos o lo que están obligados a hacer. También se puede explicar esta situación como la coincidencia entre la incapacidad de los gobiernos de explicar sus decisiones y la incapacidad de los ciudadanos de entenderlas. Cuántas decisiones políticas se han adoptado en medio de un dilema de esta naturaleza. De ahí el drama al que suelen referirse los políticos: saben qué es lo que deben hacer pero no saben cómo ser reelegidos si hacen lo que deben hacer. (klik egin-ver más)
Daniel Innerarity, en Grupo Correo

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